La educación es un derecho fundamental. Sin embargo, para millones de niños y niñas en todo el mundo, este derecho se ve amenazado por las crisis humanitarias, los desastres naturales y los conflictos armados.
De los 72 millones de niños y niñas que no pueden ir a la escuela en contextos de crisis, más de la mitad (un 53%) son niñas, según datos de Naciones Unidas. Para el año 2030, una de cada cinco niñas en estos contextos no tendrá la habilidad de leer una simple frase.
Trabajamos para proporcionar educación de calidad adaptada a las necesidades de los niños y niñas afectados por las crisis y emergencias, con un enfoque especial en las adolescentes.
Distribuimos materiales escolares, contribuimos a la restauración de los centros educativos, ofrecemos atención y apoyo emocional para superar traumas, capacitamos a docentes para garantizar el bienestar infantil y establecemos protocolos de respuesta inmediata en emergencias.
Además, creamos Espacios Seguros para la Infancia, donde los niños y niñas participan en actividades según sus necesidades y contexto. Actualmente, tenemos proyectos en África, Centroamérica, Ucrania, Bangladesh, entre otros.
En situaciones de conflicto o desastres naturales, la interrupción de la educación puede tener consecuencias para la infancia a corto y largo plazo. Es prioritario asegurar su acceso a la educación porque: